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Mercados de abastos: el camino circular hacia el futuro (*)

Los mercados de abastos en el Perú pasaron, en los últimos 30 años, por una serie de cambios para tratar de impulsar su fortalecimiento, transformación y modernización. Es quizás en la década de los años 80 cuando los mercados se convirtieron en un refugio económico, laboral y de alimentación para muchas familias migrantes provenientes de las provincias andinas y amazónicas hacia la capital, quienes buscaban mejorar sus condiciones de vida y huir de la violencia terrorista.

Los mercados de abastos proveían trabajo y alimentos a los recién llegados, quienes se fueron integrando en las diversas actividades que constituyen la cadena de valor en los mercados, desde el trabajo como estibadores, ayudantes en los puestos de venta, transporte de los productos desde los mercados mayoristas a los mercados de abasto de los barrios, personal de limpieza y recicladores de plásticos, cartones, vidrios y otros.

Toda esta dinámica alrededor de los mercados generó la incorporación de nuevos productos alimenticios y dinámicas sociales y culturales. Comienzan a comercializarse nuevos tubérculos, verduras, frutas y productos cárnicos; se abren nuevos puestos de preparación de alimentos, con menús regionales en el desayuno, almuerzo y cena. Cada una de estas nuevas diversidades iniciaron la construcción de un nuevo espacio de intercambio social y cultural alrededor de los mercados de abasto.

El Censo Nacional de Mercados de Abastos del 2016 del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) evidenció la existencia de 1,122 mercados de abastos en Lima, 43% de los mercados a nivel nacional; mercados pequeños, medianos y grandes, gestionados por gobiernos municipales, asociaciones o cooperativas de comerciantes, que ocupan propiedades públicas municipales, privadas o espacios públicos.

Mirándolos ahora, y luego del impacto inicial de la pandemia por el COVID 19, se visibilizó y evidenció la precaria infraestructura de los mercados de abastos, la inocuidad en la manipulación de alimentos, la baja calidad de los servicios que ofrecían y la enorme vulnerabilidad de los comerciantes y clientes al ser expuestos al contagio de enfermedades. 

Los mercados de abastos fueron señalados como uno de los principales focos de contagio y diseminación del COVID 19, pero no podrían ser cerrados en forma indefinida pues eran la principal fuente de abastecimiento de alimentos de la población para enfrentar los largos periodos de aislamiento social. Se evidenció la enorme funcionalidad de los mercados de abastos, pues a pesar del contexto de pandemia, seguían y siguen siendo el espacio donde la mayoría de pobladores acuden para proveerse de alimentos.

El gobierno nacional, a través de los gobiernos municipales, asignó recursos públicos para procurar mejorar las condiciones de salubridad en los mercados de abastos. Por otro lado, desde las diversas fuentes de cooperación internacional se ejecutaron iniciativas y proyectos para colaborar y contribuir en la modernización de los mercados.

A la fecha se están ejecutando intervenciones encaminadas a mejorar y modernizar los mercados de abastos, promoviendo el uso de herramientas digitales para el pago de las transacciones entre comerciantes y caseros, mejorar la comunicación e información de los precios y ofertas de los productos que se comercialicen, mejorar las condiciones de salubridad en la manipulación de los alimentos, reducir la generación de residuos sólidos, reducir el uso de las bolsas y empaque plásticos, mejorar la gestión de los residuos sólidos e impulsar un uso eficiente de la energía eléctrica y consumo de agua.

Se trata de acciones que se comprometen a transformar los mercados de abastos, en mercados sostenibles, verdes y circulares, donde no sólo se les valore por su contribución en la alimentación, integración social y cultural, sino también se valore su contribución para impactar y convencer a sus caseros, caseras, vecinos y vecinas y comprometerlos en la protección y conservación del ambiente, en su entorno, en la ciudad y en el planeta.

(*) Artículo publicado en la Agenda Amazonía 2023. Mes de octubre.